Se recibió de médico. Dice que fue un pecado de juventud. Luego se hizo psicoanalista, pero veía todo desde el humor. No hizo daño a nadie. Luego se dedicó a hacer chistes. Y se salvó, salvando a unos cuantos. Propone la incertidumbre como forma de elección. Y vuela.
enero de 2011
Entrevista de Jorge Belaunzarán
revista asterisco * cultura al díaEntrevista de Jorge Belaunzarán
-Siempre pienso que si le preguntás a 100 pibes de ocho, nueve años, nadie te dice: voy a ser humorista. No está el concepto de que alguien elija eso como profesión. Cuando empecé era bastante común que dijeras: soy humorista, y te preguntaran: ¿y de qué vivís? Trabajo en un diario, me pagan un sueldo por ser humorista, soy humorista. Y es algo que no está como muy asimilado. Tanto, que de chico yo tampoco sabía que esto era posible. Para mí fue todo un camino ir descubriendo. Siempre me gustó el humor, pero no pensé que esa podía ser una profesión, y menos la mía. Primero descubrí que había gente que trabaja de humorista, como otro podía ser médico y el otro abogado. Se piensa que este trabajo sin un cierto talento no sería posible, pero en realidad todos los trabajos conllevan un talento. Por más que no siempre esté a la vista, lo mismo que el trabajo que requiere cualquier profesión. Y me considero humorista a partir de que empiezo a publicar. Porque, ¿cuándo empezás a serlo? Cuando otro te reconoce como humorista. (...)
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